En
tiempos de auge turístico en el país, donde las autoridades de turismo buscan “arduamente”
brindar nuevos atractivos al turista extranjero yo propongo que viajar en ruta
o cualquier transporte público sea catalogado como deporte extremo y sea vendido
como atractivo para el turista que busca adrenalina.
Amigo
amante a los deportes de riesgo aquí te
dejo mis puntos, espero te animes a practicarlo y si no te animas, no te culpo.
Primero iniciemos con una prueba de
resistencia. Si bien es cierto, existen lugares específicos donde uno puede
esperar el bus, te tengo que informar que eso es un engaño, el conductor del bus
por naturaleza nunca se detendrá ahí, por
lo que te tocara correr a gran velocidad para alcanzar al bus.
Claro,
que la tarea no es tan sencilla como se lee, pues tendrás que competir con un
centenar de personas que al igual que vos están esperando el mismo bus. Sumado
a eso, habrá que esquivar a vendedores
de mangos, agua helada, churros, y vehículos
mal parqueados.
Indispensable tener excelentes pulmones.
OK lograste alcanzar el bus, pero ni pienses que es momento para descansar, el
nivel de dificultad va en aumento. Tendrás que cruzar un mar de gente para
poder llegar a la parte final del bus, soportando una combinación de olores de pedos, mal aliento, sudor y otros que son
casi indescriptibles por lo que es vital que tengas un excelente aguante en tus
pulmones.
Si
tienes alguna habilidad de contorsionista es bueno ponerla en práctica, será útil para poder movilizarte
en esos pequeños espacios que quedan entre pasajero.
Nervios de acero. Ya demostraste la
fuerza de tus pulmones y tus habilidades circenses al acomodarte en lugares
pequeños e incomodos, pero ¿qué hay de tus nervios? Subirte a un bus de
transporte urbano colectivo es como entrar a una casa del terror sabiendo que padeces
del corazón.
En
cualquier momento puedes recibir un gran susto, un pandillero armado con una
pistola o cuchillo, las famosas gancheras que se te pueden llevar tu cartera
con la quincena, el redimido Salvatrucha que te dice que si él quisiera te
mata, pero que si le das un peso te perdona.
Y qué
decir del señor conductor, que al parecer fue entrenado en la CIA en tortura
con música a todo volumen, sus favoritas rancheras y uno que otro reggaetón.
Pero también la tortura es psicológica sus gritos e insultos pueden hacerte
sangrar los oídos. El conductor está especializado en torturarte lentamente apretándote
cada vez más y más con una masa de personas.
Caída Libre. Si el conductor no detuvo
el bus para que lo abordaras, estas equivocado si piensas que se detendrá para
que te bajes, en este punto la adrenalina sube al máximo, en un descuido es seguro
que las puertas se abrirán y ahí está tu
opción para lanzarte, pero hay que ser sumamente veloz porque si eres lento la
puerta se cierra y te puedes quedar prensado y arrastrado por unos cuantos kilómetros.
Si
se animan yo puedo ser su instructor ya tengo rato practicando este deporte
extremo.
Luis
Eduardo Alemán Suazo
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