Al
inicio del embarazo de mi esposa me preguntaron cómo me preparaba para ser
papá, me preguntaban si sabía cambiar pañales, preparar pachas o bañar bebés,
por supuesto que no sabía hacer nada de eso, nadie está preparado para la
paternidad pero yo estaba preparado para aprender.
Ocho
meses han pasado y ya he aprendido a hacer muchas cosas, aunque tengo que
confesar que aún no sé cómo ser papá… pero mi hija me está enseñando, sé que suena
extraño pero es la verdad.
Mi
hija y yo hicimos un trato, porque somos amigos. Yo le enseño a decir buenos días y ella me
enseña a sonreír por las mañanas, porque los papás tenemos que sonreír.
Yo
le enseño a comer y ella me enseña a dar gracias con un verdadero abrazo.
Le
muestro cómo dar sus primeros pasos y ella me recuerda que nos caemos para
levantarnos de nuevo con más fuerza. Me enseña que ser hombre no es ser rudo ni
brusco, sino paciente y tolerante.
Mi
hija no solo me está enseñando a ser papá si no a ser mejor persona. No sé si
algún día podré ser un buen papá, solo aspiro a que ella y yo crezcamos juntos
yo como padre y ella como hija.
Luis
Eduardo Alemán Suazo
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