Sé que en algún momento de tu vida, cuando empieces a desarrollarte en este mundo, me preguntarás cosas que en ocasiones evadiré; no me culpes, es que tal vez no sé cómo responderte; nunca me enseñaron como hacerlo, esta parte de la vida también es nueva para mí.
Pero si me preguntas ¿cómo conocí a tu madre? Con gusto te lo voy contar.
Yo siempre supe sobre ella, la esperaba, sabía que existía, aun sin saber dónde la encontraría.
Nunca me quebré la cabeza pensando sobre la soledad, pues sabía que esa palabra era solo un estado pasajero de mi vida, siempre fui paciente, y espero que cuando te toqué a vos, también seas paciente.
La fecha nunca se me va olvidar, fue un tres de marzo del 2003, era el primer día de clases en la universidad. Te confieso que todo era nuevo para mí, pocas veces había salido de Masaya y todo me parecía asombroso.
Yo, siempre he sido distraído, vos ya lo sabes, no te estoy diciendo nada nuevo. Te digo eso, porque quiero que sepas que fue ella quien notó mi presencia. Yo todavía estaba embobado por tantas cosas nuevas, no me había percatado que también seriamos compañeros de carrera.
El encuentro se dio en la entrada de la biblioteca, ella salía yo entraba, me preguntó por el resto de compañeros de la carrera, ¡¡¡Yo no sabía de qué hablaba, esa joven!!! Pero en ese momento supe que era ella… tu mamá.
Vestía una camisa celeste y una falda jeans, se miraba ¡¡¡Linda!!!. Esa fue la primera vez que la vi, y a partir de ahí no la he dejado de ver.
Y así, conocí a su mamá, si te dormís temprano y te portas bien, te voy a contar cuando le di su primer beso….
Luis Eduardo Alemán Suazo
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