Según información documentada en relatos escritos por los colonizadores españoles que llegaron a la zona, los indígenas de la región de Managua realizaban una alegre celebración al dios Xolotl. Entre el mes de Julio e inicios de Agosto, todos los indígenas que participaban en la tapizca (cosecha) del maíz, lo hacían según sus normas con mucha austeridad de placeres.
Al concluir ésta, realizaban una masiva celebración con la que se liberaban de todas las prohibiciones de la temporada de tapizca. Los pobladores buscaban al dios Xolotl en su templo y lo transportaban en una procesión sobre una canoa hasta las costas del Lago de Managua (o Xolotlán), en donde lo hacían navegar.
Esas fiestas fueron luego prohibidas por las autoridades españolas. Sin embargo, los estudiosos señalan que permanecieron en la memoria cultural del pueblo, y que el descubrimiento de Santo Domingo provocó una mezcla cultural y religioso que dieron vida y forma a las fiestas del santo a partir de los recuerdos heredados por el pueblo indígena antecesor.
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